sábado, 13 de febrero de 2010

Tarde, mal y nunca de Carlos Zanón


Este libro me vino al encuentro, nunca mejor dicho. La semana pasada, fui asaltada por Mauricio quién me recomendaba encarecidamente la novela “Tarde, mal y nunca” de Carlos Zanón. Todo hay que decir que el criterio de este amigo sardo me merecía confianza por las muchas tertulias y clubes de lectura compartidos.

Son numerosos los adjetivos que se suceden al intentar definir la novela: caótica, vertiginosa, claustrofóbica, tierna, brutal,… y supongo que aun y así, no le haríamos justicia.

Con una estructura narrativa interesante, la historia arranca con la agresión que sufre Tanveer Hussein por parte de Epi, quién con martillo en mano la emprende a golpes en el bar en el que acaban de recalar después de una noche de excesos. Alex, hermano de Epi, enfrentado a su particular lucha con la esquiva esquizofrenia, intentará por todos los medios salvar a su hermano, propenso a dejarse atrapar por los problemas. De por medio, no podía faltar Tiffany Brisette, provocativa, perversa y poderosa, la pieza angular de toda la narración.

A lo largo de veinticuatro desenfrenadas horas se despliega todo un armamento narrativo que viene a arrojar luz sobre las circunstancias que han conducido a ese fatal desenlace. No exenta de humor, en ocasiones violenta y cruda, no por ello el autor olvida dejar cierto espacio para la sensibilidad, como punto de belleza en medio de la oscuridad.

El líquido amarillo crujía sobre la pared. Epi, de reojo y como tantas otras veces, se la miró a Tanveer y pensó que eso se lo metía a Tiffany en la boca o entre las piernas. Le dio asco, rabia y una tristeza absoluta que siempre le cubría como si alguien hubiera dejado caer una manta desde las estrellas” (p.270).

Entre las páginas de Zanón encontraremos seres desprovistos de esperanza, enfermos psicóticos, fijaciones obsesivas, delirios químicos, pasiones salvajes,… personajes todos ellos que pugnan en su desesperanza por salvar algo de dignidad con las cartas que les tocó jugar la partida.

Sin embargo hay una presencia constante que no podemos obviar, observadora silenciosa, fiel testigo de los acontecimientos: hacemos referencia al barrio, cuyas calles de la ciudad de Barcelona nos muestran una diversidad no tan bien gestionada.

Interesante incursión al género por parte del autor. Afortunadamente este asalto valió la pena!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo.Una de las grandes sorpresas del año.

Maria Rosa Duran dijo...

¡Yo también fui asaltada por Maurizio! Pero no he hecho los deberes todavía. Insisto: necesito otra vida, como dice una amiga lectora, para leer todo lo que tengo pendiente. Pero en cuanto lo haga, dejo un comentario aquí. Promised.

Icaras dijo...

ok, tomo nota, a ver si coincidimos!

Anónimo dijo...

El asalto que yo sufrí fue vía mensajeros: el comisario Camarasa se toma unas libertades que ya ni pregunta lo que quiero que me mande. Afortunadamente, suele acertar y, desde luego, con Zanón lo ha hecho. Estupenda novela.