miércoles, 24 de octubre de 2007

Música para los muertos de Luis Gutiérrez Maluenda



Hemos comentado el libro Música para los muertos de Luis Gutiérrez Maluenda. Si quieres leer nuestra reseña, visita Cruce de cables.

III Concurso relatos cortos Justo Vasco


Si lo tuyo es escribir, no dejes pasar la oportunidad de presentarte al III concurso de relatos cortos Justo Vasco. La Asociación Cultural Novelpol ("Amigos de la literatura policíaca") convoca el nuevo concurso, cuyas bases te invitamos a visitar. Recuerda tienes tiempo hasta el 31 de diciembre del 2007!

martes, 16 de octubre de 2007

Entre dos aguas de Rosa Ribas

Foto gentileza de Negra y Criminal
El sábado 20 de octubre a las 12:30 tuvimos el enorme placer de amadrinar la novela "Entre dos aguas" de la escritora y amiga Rosa Ribas.



Como todo evento convocado desde la emblemática librería Negra y Criminal el reclamo de los mejillos de los sábados, la copita de vino -que en esta ocasión cabía elegir entre el tinto de la casa o el blanco germano- y la bienvenida a una nueva comisaria al género, ayudó a que el local estuviera concurrido.

Poco podemos añadir de estas convocatorias para quienes son habituales, pero en esta ocasión estar frente al público ofrece una perspectiva que hasta la fecha no habíamos tenido ocasión de tastar. Miradas expectantes, sonrisas, muestras de cariño... sin duda Cornelia Weber Tejedor, no podía estar mejor arropada.
La amistad con Rosa nació a raíz de mi colaboración con la estupenda web El Recreo, de dónde me llegó un libro para su reseña. El libro titulado El pintor de Flandes firmado por una autora novel, plasmaba una brillante trama en la España de los Austrias. Una cosa llevó a la otra y el resto, como se suele decir es historia...
Desde aqui queremos dar una calurosa acogida a esta comisaria y le deseamos muchos y prósperos casos a investigar.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Las viudas de los jueves



Obra premiada con el premio Clarín de novela 2005, cuyo jurado estuvo compuesto por José Saramago, Rosa Montero y Eduardo Belgrano Rawson.



Viuda: Persona a quien se le ha muerto su cónyuge y no ha vuelto a casarse. También se dice de algunas aves que, estando apareadas para criar, se quedan sin la compañera.

El exclusivo y selectivo grupo de esposas de Altos de la Cascada sufre de forma transitoria el estado de viudedad. La noche de los jueves es el día señalado para que los correspondientes esposos se reúnan. Citas semanales y rutinarias, destinadas a comer y beber, que refuerzan los convencionalismos excluyendo a las féminas.

Este estado de viudedad transitoria es algo más que la ausencia del cónyuge unas horas de un día cualquiera de la semana. Son viudas por la ausencia, por la soledad y el desamparo; por el abandono y el maltrato; por el desamor y la apatía. Miserias individuales ocultas tras un escaparate muy bien recreado a base de cursos de feng-shui, pintura, meriendas, adopciones y alcoholismo.

El bouquet que compone Claudia Piñeiro de la urbanización de Altos de la Cascada muestra sin disfraces el pequeño universo de un colectivo que construye su existencia entre las rejas de su country. Un lugar aséptico, cuyas calles perfumadas con nombres florales intentan camuflar el estricto control de acceso, la ausencia de mosquitos, perros vagabundos o mendigos. Un lugar seguro al que desterrarse o esconderse de la propia vida.



“En Altos de la Cascada no echamos llave a las puertas…”



Un paraíso terrenal que tiene sus propias reglas: mantener las apariencias aunque eso suponga que la esposa de uno acabe jodiendo con el vecino. Un pequeño reino que brilla por sus casas deslumbrantes y próximas al campo de golf, que filtra apellidos, dinero y trabajo. Un lugar que como todo reinado que se precie, tiene su rey y séquito, donde el estatus social supone estar dentro o fuera.

Brillante composición, con su punto de confusión, aunque las piezas acaban encajando en su propia coherencia. Una escritura depurada, con un final previsible, pero que no desmerece la obra. Interesante mosaico social de una época y un colectivo.


Sinopsis: Detrás de las altas paredes perimetrales, más allá de los portones reforzados por barreras y flanqueadas por garitas de vigilancia, se encuentra Altos de la Cascada. Afuera, la ruta, la barriada popular de Santa María de los Tigrecitos, la autopista, la ciudad, el resto del mundo.
En Altos de la Cascada viven familias que llevan un mismo estilo de vida y que quieren mantenerlo cueste lo que cueste. Allí, en el country, un grupo de amigos se reúne semanalmente lejos de las miradas de sus hijos, sus empleadas domésticas y sus esposas, quienes excluidas del encuentro varonil, se autodenominan, bromeando, “las viudas de los jueves”.
Pero una noche la rutina se quiebra y ese hecho permite descubrir, en un país que se desmorona, el lado oscuro de una vida “perfecta”.

lunes, 8 de octubre de 2007

Sin tetas no hay paraíso de Gustavo Bolívar Moreno


Catalina nunca imaginó que la felicidad estaría condicionada por la talla de su sujetador

Como buen envoltorio, en ocasiones el impacto de un título se convierte en poderoso reclamo para atrapar la atención, aunque como todo regalo, esperas que el contenido supere la apariencia exterior. Con el título “Sin tetas no hay paraíso” me sucedió lo mismo: no es habitual encontrar referencias al cielo y a las mamas o mejor dicho, condicionar el acceso al paraíso en función de la talla del sujetador. Como poco, el título prometía.

La primera novela del periodista Gustavo Bolívar Moreno nos presenta a Catalina, una niña de catorce años que ansía por todos los medios alcanzar el estatus de novia oficial de un narco o debiéramos corregir el término y decir esclava sexual. Porque eso es en lo que se convierten estas jovencitas prepago que venden su cuerpo al mejor postor cual geisha criolla.



“(Las niñas prepago) conocidas con ese nombres por la modalidad existente en la época de comprar una persona con regalos costosos, ropa y dinero para que después esta pagara con favores sexuales las prebendas recibidas” (pág.88).


Pero cualquier niña no puede aspirar a alcanzar tan relevante puesto. Son condiciones imprescindibles poseer ciertas características para acceder a tan ilustre cargo: una determinada estatura, un cuerpo perfecto, aunque sea a base de bisturí, cabellos largos y bien cuidados, lentes de contacto de colores, ropa fina,… Para Catalina se convierte en una obsesión aumentar su talla de sujetador y competir en belleza y sensualidad al resto de chicas prepago para alcanzar su sueño, su meta.

En una sociedad donde los sueños se quiebran al ritmo de las embestidas que reciben estas falsas princesas, cuya dignidad y conciencia se apagan a la misma velocidad que logran llenar sus baúles de regalos, la falta de oportunidades, de esperanzas y trabajo allanan el camino al falso nirvana.

Sin tetas no hay paraíso” muestra una visión insólita del narcotráfico y sus protagonistas, los desmanes por sobrevivir en un universo que mide el valor según la talla del sujetador, donde la mujer se luce, se presta o cambia y los implantes de silicona son la moneda de cambio para aumentar el valor de la pieza en el mercado del sexo.


“(…) ellas lucían muy hermosas, muy protuberantes, muy elegantes, muy ignorantes, muy perdidas, muy subidas, muy plásticas, muy esclavas, muy dependientes, muy objetos, muy estúpidas, muy locas, muy ingenuas, muy desubicadas, muy sucias, muy indignas, muy denigradas, muy pusilánimes, muy degradadas, muy ambiciosas, muy inescrupulosas, muy resumidas, muy infladas, muy costosas, muy desperdiciadas, muy desenamoradas de si mismas...


Unos narcotráficantes tan despiadados como los de antes pero pertenecientes a una generación más preparada, más inteligente, formados en universidades extranjeras, que saben lavar su dinero y legalizarlo. Unos narcos que se acuestan con modelos y actrices, que invierten en propiedades en el extranjero y tienen cuentas en suiza. Menos ostentosos, más escurridizos, con más capacidad de soborno, menos visibles. Más peligrosos.


"...Ellos muy ramplones, muy malacarosos, muy perfumados, muy bien vestidos, (...) muy oscuros, muy fríos, muy temibles, muy matones, muy calculadores, muy desconfiados, muy asustados con la palabra Estados Unidos, muy presumidos de intelectuales, muy insuficientes, muy básicos, muy convencidos, muy densos, muy dominantes, muy equivocados, muy equivocados, muy equivocados (...)” (pág.182).


Pero el cuento de hadas tiene un contrapunto amargo para estas niñas. Abandonadas por los perseguidos narcos, éstas no disponen de otra fuente de ingreso que su propio cuerpo. Pasar a la prostitución más escabrosa sólo supone un paso…


“Ninguna se atrevió a pensar que estaban tan jodidas en la vida que hacer bacanales resultaba toda una solución a sus problemas de dignidad. Sin embargo, se fueron con el alma destrozada a trabajar esa noche en la casa de citas” (pág.170).


Una historia triste pero previsible, con un final trágico, poético y excesivo, como le es propio a la vida de la protagonista y a sus desmesuradas tetas. Un mundo en el que todo y todos/as tienen su precio o su castigo. Una novela interesante y fresca. Tan solo una nota discordante, la voz del narrador cuya ominipresencia se ve interrumpida en un momento de la historia y no aporta más elementos de valor. En síntesis: un libro recomendable.

Sinopsis: A sus catorce años, Catalina asoció la prosperidad de las niñas de su barrio con el tamaño de sus tetas. De modo que quienes las tenían pequeñas, como ella, debían resignarse a vivir en la pobreza. Por eso se propuso, como única meta en su vida, conseguir –a cualquier precio- el dinero para implantarse un par de tetas de silicona, capaces de no caber en las manos abiertas de hombre alguno. Pero nunca pensó que, al contrario de lo que ella creía, sus soñadas prótesis no se iban a convertir en el cielo de su felicidad sino en su tragedia personal y su infierno.

Sin tetas… es la dramática historia sobre el daño moral y cultural que han hecho los narcotraficantes a toda una generación de niñas y jóvenes que no ven otra salida que la inmersión en un mundo que, tarde o temprano, las termina cobrando un precio demasiado alto.