II Premio Novela Europea Casino de Santiago
23 de septiembre de 1963, fallece a la edad de 55 años Maria Rosalía Inzerillo. Más conocida con el nombre de la Mennulara por dedicarse durante su niñez a recoger las almendras caídas de los árboles frutales sacudidos. Nada tendría de extraño su fallecimiento si no fuese que la Mennù no tan sólo una sencilla viviendo en un pueblo. Desde su más tierna edad, la Mennulara entrará a servir en el palacio de la destacada familia Alfallipe y con los años acabará por convertirse en la única administradora de la fortuna familiar.
Su muerte sorprende a todo el pueblo, pero especialmente a los hijos Alfallipe quienes reclaman la herencia que parece haberse llevado consigo la Mennù, pero en especial la matriarca que pierde a la única figura en quién confiar ciegamente.
Ambientada en el pueblo siciliano de Roccamcolomba en la década de los años sesenta, la historia nos remite a un universo con sus propias reglas y tradiciones, donde la palabra dada vale como la propia vida.
La historia se desarrolla en nueve días, del 23 de septiembre al 29 de octubre, en el que el lector/a se hace cómplice de todos los personajes y de sus opiniones con respecto a la difunta. De hecho, el mayor logro de la novela consiste en construir de forma precisa un personaje poderoso a partir de los retazos de historias que conforman la vida de la Mennulara. Porque la Inzerillo resulta un gran misterio: leal, generosa y culta para algunos; avariciosa, mentirosa y oportunista para otros…. Nadie sabe qué tipo de artimañas pudo usar con Alfallipe padre para llegar a administrar el patrimonio familiar que los hijos Alfallipe reclaman con ardor.
Un logrado contraste entre el pueblo llano abocado a servir a una aristocracia decadente y dependiente de unos criados que acaban convirtiéndose en los amos del lugar. Nada parece perturbar las costumbres de Roccamcolomba, aunque los secretos a voces hagan tambalear las puertas de las casas señoriales. Una relación entre criados y señores heredada por la familia, donde defender la casa y el nombre va más allá de la simple lealtad. Una relación en la que el paso del tiempo y los secretos fortalecen una unión que confiere sentido e identidad de clase a ambas partes.
Un final bien hilvanado, con unos personajes cuya presencia se hace imprescindible en todo libro que se precie sobre pequeñas comunidades; como el Doctor Mendicó, el Padre Arena o los muchos deslenguados y deslenguadas habitantes del pueblo.
Su muerte sorprende a todo el pueblo, pero especialmente a los hijos Alfallipe quienes reclaman la herencia que parece haberse llevado consigo la Mennù, pero en especial la matriarca que pierde a la única figura en quién confiar ciegamente.
Ambientada en el pueblo siciliano de Roccamcolomba en la década de los años sesenta, la historia nos remite a un universo con sus propias reglas y tradiciones, donde la palabra dada vale como la propia vida.
La historia se desarrolla en nueve días, del 23 de septiembre al 29 de octubre, en el que el lector/a se hace cómplice de todos los personajes y de sus opiniones con respecto a la difunta. De hecho, el mayor logro de la novela consiste en construir de forma precisa un personaje poderoso a partir de los retazos de historias que conforman la vida de la Mennulara. Porque la Inzerillo resulta un gran misterio: leal, generosa y culta para algunos; avariciosa, mentirosa y oportunista para otros…. Nadie sabe qué tipo de artimañas pudo usar con Alfallipe padre para llegar a administrar el patrimonio familiar que los hijos Alfallipe reclaman con ardor.
Un logrado contraste entre el pueblo llano abocado a servir a una aristocracia decadente y dependiente de unos criados que acaban convirtiéndose en los amos del lugar. Nada parece perturbar las costumbres de Roccamcolomba, aunque los secretos a voces hagan tambalear las puertas de las casas señoriales. Una relación entre criados y señores heredada por la familia, donde defender la casa y el nombre va más allá de la simple lealtad. Una relación en la que el paso del tiempo y los secretos fortalecen una unión que confiere sentido e identidad de clase a ambas partes.
Un final bien hilvanado, con unos personajes cuya presencia se hace imprescindible en todo libro que se precie sobre pequeñas comunidades; como el Doctor Mendicó, el Padre Arena o los muchos deslenguados y deslenguadas habitantes del pueblo.
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